Buscando notas y palabras

"Until only the righteousness prevail"


Desde un bonito hotel en Carolina del Norte. 22.20 de hora local. El
único día hasta ahora (desde que salí de España el 13 de julio) en el que me he podido sentar sin estar en una caravana, para poder escribir un rato en el ordenador. Todo esto me libera de la culpa de romper la promesa que hice de escribir todos los días en mi blog durante mi estancia en EE.UU. ¡No es una excusa! El primer mensaje que recibí de Chris (el jefazo) al llegar a Nueva York: "Nos vamos de viaje de 7 a 10 días (al final serían dos semanas y espero que no más) entre el quinto y sexto pino. Es obligatorio".

Una semanita aterrizando y recordando New York no estaría mal... pensé. Pero como para quejarse, porque la verdad, por mí genial. Lujo "obligatorio": estoy viajando por los Estados Unidos en una caravana, parando en todos los sitios interesantes, yendo tanto por parques de atracciones como por ciudades antiguas o museos, con muy buena compañía, americana y española... aprendiendo inglés... y lo que todos estabais esperando: sí, todo
pagado.

Resumiendo el viaje de ida (cuyo interés por la novedad del destino queda anulado al ser la segunda vez), os cuento brevemente en qué consistió, saliendo el 13 de julio:

-De Marbella en coche a Málaga. Me llevó mi madre muy prontito (aprovecho para agradecer el esfuerzo a mi mamá)

-De Málaga a Madrid en AVE. Salía a las 7.10 y llegaba a las 9.40. La película era Sherlock Holmes, la nueva. Estuvo entretenida y para lo que podrían haber puesto no está nada mal.

-De la estación de trenes de Madrid a barajas, en Taxi (Otro año más que paso de enterarme de cómo se va en metro). 27€. Llegué a Barajas a las 10.10 aproximadamente. Y como no, demasiado pronto, que todavía estamos en España para ser tan puntuales. (Ejem ejem, Carol). Quién me mandará...

-Del aeropuerto (que no aereopuerto), de Madrid, a Philadelphia. La parte larga, unas 9 horas. Mucho mejor el avión del año pasado, de la compañia Swiss, que este de US Airways, pero bueno. No os cuento anécdotas de pasta con leche esta vez, ni de chocolatinas gratis. De todas formas, Carol ya se encargó de que tuviera algo que contar. En la parte central del avión hay 4 asientos. Carol y yo estábamos en los dos centrales. A su izquierda, Carol tenía a una señora bastante mayor, que en un momento (después de comer) se encontraba leyendo un libro, con su bandeja de la comida desplegada. Entonces pasó algo que me costará contar por escrito bien, y que no será lo mismo que vivirlo, pero:

Carol me dice: "voy a ponerle mi bolsa de basura en su bandeja".

Entonces, en lugar de pedirle a la pobre señora si podía dejar la basura en su bandeja, coge y se la intenta colar "sigilosamente" por detrás del libro, sin decirle nada. Si supierais lo absurda que es esta idea (porque la otra por supuesto veía a Carol desde el principio y un libro NO TE IMPIDE VER UN BRAZO CON UNA BOLSA), os quedaríais igual de sorprendidos que yo.

Por supuesto la señora vio a mi compañera de viaje y la miró frunciendo el ceño. Carol se asustó y para rematar la jugada
derramó la coca-cola de la señora, que no entendía nada de lo que estaba pasando. Por si fuera poco, en lugar de pedirle disculpas o seguir hablando con ella, se gira, me mira y empieza a reírse a sus espaldas, lo que desató completamente mi risa también, después del momento tan ridículo. La pobre señora se debió de pensar que estábamos metiéndonos y riéndonos de ella... y eso... tenía más gracia todavía.

-En Philadelphia esperamos unas 5 horas en el aeropuerto hasta el siguiente vuelo. Aquí aprovecho para reflejar mi envidia sana hacia Carol, que al igual que Lucía tiene la perfecta capacidad de dormirse en cualquier sitio. El control de aduana para nosotros fue ligeramente distinto. Me enseñaron que había que decir siempre, si te pregunta un guardia, que vas a los EE.UU por "turismo".

-Buenas tardes señor, ¿cuales son sus motivos de visita a Nueva York?"

-Emm... ¡Turismo!

-Ahá, turismo... ¿Viviendo en el Bronx? (a tomar por saco el turismo).

-Bueno... por las mañanas un voluntariado...

Zas, a segunda inspección los dos, en sospecha de hacer algo ilegal. Nos tuvieron media hora en la oficina esperando. Hablando de qué pasaría al quedarse en Philadephia, de robar para comer, de pedirles que bajaran el aire acondicionado en la oficina, de salir corriendo sin el pasaporte para que pensaran "¿pero estos son tontos?" No podíamos aguantar las risas y el policía nos tuvo que mandar callar porque se pensaría que nos estábamos metiendo con él también. Qué mal pensada es la gente.

-Al final pudimos salir. De Philadelphia a Nueva Jersey en avión, duró una horita sólo.

-De Nueva Jersey (Newark) a Nueva York (Manhattan - Penn Station) en Tren. 15$ para empezar a recordar ya sitios y situaciones del año pasado.

-De NY Manhattan al Bronx en Metro... East 180. Bajar las malditas escaleras de la estación con las maletas. Las aceras para llegar a la casa. El puente. La gasolinera a la derecha. La minitienda de "fast food"... y finalmente, la casa, la LifeHouse.

No habían chicos americanos esta vez. Nos recibieron españoles sólo. Qué poquito inglés voy a aprenderrrr... pensé. Pero ahora estoy hablando más y mejor que nunca, bieeen.

El miércoles 14, reencuentro efusivo con Julie y Liz, que son encantadoras por decir poco. Por la tarde, intento fallido de cambiar los euros por dólares. Al día siguiente ya si eso... El caso es que el resto de la tarde estuvimos Carol y yo por Manhattan, en Starbucks, Madison Square Garden, viendo el final de un concierto que había hecho muy buen ambiente de tarde - noche americana en Nueva York, con una temperatura muy buena... "Hagamos tres tiendas YA".

El día siguiente levantada a las
6.15 a.m. para no acostumbrarse. Trabajo en una nueva calle: Austin St. Frente a otra clínica abortista. Mi intervención estelar de saludar con un "hello!" a una chica que entraba sin remedio hizo salir del coche a su novio: un ex-presidiario de metro noventa que le faltó que le dijera que me gustaban sus gafas de sol mientras me amenazaba para que dejara de ser una amenaza y se armara a puños. Eh, cuidado que soy cinturón amarillo de Taekwondo, y ya tengo suficiente con la herida de mi pie (que por cierto, va muy bien).

Por la tarde en Manhattan de nuevo, viendo de pasada Times Square, que tiene más luces y anuncios que nunca (bueeno, que el año pasado).

Y el viernes, de viaje por fin. Chris nos vino a recoger en la caravana, diciendo que nada de maletas grandes o duras para que viajáramos ligeros.


Consecuencia: Carol está usando una bolsa de basura negra como maleta de viaje.

¿Gracioso, no? Pues... más gracioso es verla entrar en los hoteles arrastrando la bolsa de basura.

Lo primero que visitamos fue Staten Island, el barrio más lujoso de NYC, donde muchos famosos tienen sus casas, y donde se ruedan las escenas de las típicas casas con jardines, etc. De ahí pasamos a un tour por la Conference House, la casa más antigua de Nueva York donde americanos y británicos planearon un pacto de paz fallido... bla bla. El caso: tenía un piano la casa, pero no se podía tocar. Fuera de la casa nos esperaba el tipiquísimo camión de los helados americano (con musiquita de cuna incluida). Me tomé un... Rainbow Sprinkles, me acuerdo! Si queréis ver como es... Pues... pues... Google :)

Comimos en un buffet asiático muy bueno, y muy rápido. Estos días hemos estado haciendo comidas express para ahorrar tiempo de viaje y llegar a los destinos. Algunas son bastante agobiantes, y eso que yo como rápido (si no preguntadle a mi mamá).

Luego yo que sé... ¿estamos a lunes no? El viernes dormimos en una casa de un amigo del jefe en North Virginia, al lado de Washington DC (¡ah sí, también vimos Washington un poco por la noche!). Nos teníamos que despertar muy temprano y todos estábamos muy cansados, así que fue llegar y a la cama (bueno, a la moqueta y con el saco de dormir).

El Sábado, toda la mañana viajando, y por la tarde la primera parada fue en la ciudad colonial del Siglo XVIII, Williamsburg antigua. Es una zona donde todo sigue como estaba hace más de dos siglos, y los que trabajan allí para los turistas también van vestidos así como antes, bla bla... pero bueno, que no había ningún piano.

Esa misma tarde entramos en Busch Gardens, un parque temático muy famoso en EE.UU. Muy caro también, me dio pena que Chris nos invitara a todos para ir sólo 3 horas antes de que cerrara el parque. De todas formas lo aprovechamos. Hubo un musical bastante bueno Irlandés, un simulador de vuelo... montañas rusas decentes... aunque tampoco había piano.

"Me se ha olvidado" decir que antes de Busch Gardens paramos para dejar todas las cosas (vamos, que Carol paró para dejar su bolsa de basura) en un hotel de East Virginia que sería donde dormiríamos esa noche. Había una pisc... plas, al agua antes de pensarlo siquiera. Yo no tenía bañador, pero: baaahhh, total (es buen razonamiento eh).

La mañana siguiente, también a madrugar (como todos los días hasta ahora). Misa por la mañana y luego el desayuno. La verdad, es muy divertido estar a las 11.30 en un "desayuno" (da igual como lo llames) en américa. Uno comiendo tortilla de patatas con filete y guisantes; otro con un pastel de manzana, mermelada y mantequilla de cacahuete; otro con un batido de café y plátano, otra con un waffle, otro con unos huevos con tortitas y fresas... Caos total; aquí la gente come cuando tiene hambre, y lo que le apetece. Da igual la hora y la comida "que toque" (ah, y también dan igual las calorías).

Por la tarde la siguiente parada fue por sorpresa total... en una Iglesia Evangelista de aquí, Carolina del Norte (una de las miles de ramas de Iglesias protestantes en EE.UU). Lo único que puedo decir de esto es que era como en las películas, y de película. Da la impresión de que viven en otro mundo distinto los americanos a veces, de que son de otro sitio, porque realmente... bueno yo que sé. Es su "misa" de los domingos, que consiste en una arenga de 3 horas, con discursos de distintas personas, lecturas de la Biblia, actuaciones de baile, música... bla bla otra vez, pero aquí ¡SÍ había piano! (y ya está).

Eso fue ayer por la noche, después de lo cual nos vinimos a este hotel en Charlotte, North Carolina, donde por fin dormimos en un sitio decente y con algo de tranquilidad. Esta mañana ya hemos empezado a trabajar, armándola por la calle, junto con estos Evangelistas que no se cortan un pelo al hablar del aborto en las calles. Luego hemos comido en uno de sus edificios que habían preparado almuerzo (o lo que sea), para quinientas personas por lo menos.

Después de comer, hemos llegado al hotel... ¡y no hemos hecho nada! Un tiempo muerto de 3 horas... después de toda una semana contando los minutos 24 horas al día, ha sido algo MUY extraño, pero muy tranquilo también, así que me he puesto a escribir esto.

En fin, que todo genial la verdad. Seguiré escribiendo por aquí poco a poco. Parece que hubiera pasado un año y sólo llevo una semana. ¡Supongo que en esto consiste aprovechar el tiempo! Sólo falta... un piano.

-Continuará-