Buscando notas y palabras

"Until only the righteousness prevail"

Me encanta una oficina de Caja Navarra que hay en Pamplona. En mitad de todo este ambiente pragmático y funcional que se advierte cada día más, entras en ella y te encuentras, entre otras cosas, lo siguiente:
-Un espacio inmenso. Más del 80% es simplemente moqueta y asientos. Todo con un diseño muy cuidado.

-Mesas con libros y cuentos de todo tipo para sentarse allí mismo a leer.

-Dos televisores de pantalla plana conectados a consolas Wii.

-Cuatro ordenadores iMac en una mesa con conexión a internet para que la gente haga lo que quiera.

-Los puestos de atención están allí al fondo, como si fueran lo menos importante.

-Por si fuera poco, algunas tardes hay espectáculos de magia, payasos, conferencias, música...

¿En una oficina de banco? Acostumbrados a entrar a estos lugares para hacer algo concreto, que por cierto suele ser poco divertido (o más bien un rollo), casi ninguno de los que pasan por allí permanecen más tiempo de la cuenta en el sitio, y mucho menos para jugar. Y es que, desgraciadamente, es insólito ver oficinas de banco que te ofrezcan su hospitalidad de esta manera. Yo, para la siguiente vez que vaya, tendré en cuenta en el horario la partida que voy a echar a la Wii.

El otro día estuve allí con Jaime y Enrique Portales. Como me caían tan bien los de la oficina, decidí hacerles una gracia. Con disimulo, Jaime y yo fuimos cambiando los fondos de pantalla de los cuatro ordenadores que había, de tal forma que quedaran como en la foto que hice:


Luego nos fuimos de allí con el mismo sigilo. Antes de salir, vi cómo la chica que estaba en el puesto de atención al cliente se dirigía apresuradamente a los ordenadores, sorprendida. Se reía. Desde la calle la saludamos a través del cristal mientras suprimía las apologías a la competencia. Hizo un gesto de venganza.

¡Os quiero, can!

Cuando se hizo el silencio, pensé que después de aquella pelea, Jorge, mi compañero de piso, y yo, no nos hablaríamos en meses. Me dio la espalda y se puso a planchar la ropa en el suelo. Yo estaba de pie, enfurecido. Sin decir palabra veía como dejaba la plancha en la baldosa, al lado de su móvil, y comenzaba a alisar la camiseta con las manos. Seguro que no nos veríamos en todas las vacaciones, pero de repente le sonó el móvil. Alargó el brazo, cogió la plancha y se la puso en la oreja. Soltó un alarido y dejó la plancha bruscamente. Yo no podía parar de reírme.

Luego nos fuimos a tomar unas cervezas.


El 11 de diciembre participamos en el Concurso de Villancicos de la Universidad de Navarra. La actuación salió bastante bien, aunque no ganamos. Yo sé por qué: demasiado carácter de guasa. Ya lo advertí, aunque no insistí mucho, porque fue de las veces que mejor lo pasé en el año, y espero que el resto del colegio mayor también.

Luego vino mucha gente a darnos la enhorabuena y a decirnos que había sido el que más les había gustado. Cuando dieron los premios, volvieron a venir: "tendríais que haber ganado vosotros". Es un consuelo.

P.D: Si queréis ver el vídeo haced clic aquí.