Aquel reloj le cautivó. Muy caro, pero decidió permitirse un lujo. Total, no iba a repetir nunca un viaje a la India, y aún no tenía ningún recuerdo. Además, en media hora salían de vuelta a Suiza. El tendero se lo envolvió sin preguntar. Él continuó convenciéndose a sí mismo de su decisión mientras salía de aquel bazar. Lo desenvolvió en el viaje de vuelta. Era muy elegante y moderno a la vez. Sólo tenía dos agujas, sin números. Marcaba las seis en punto. Fue a pedir otro reloj a su compañero para sincronizarlo. Se giró, y vio que la hora de su reloj había cambiado sola, justo antes de darse cuenta de que aquella aguja marcaba el norte.
¡Muy buenas!
Me llamo Jose M. Aranda. Soy licenciado en Comunicación Audiovisual, y me dedico a la música, escritura y vídeos. Bienvenidos a mi blog! Escribo poquito aquí, algunas reflexiones, historias, cuentos... ¡Hay que escribir más!
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