Cuando se hizo el silencio, pensé que después de aquella pelea, Jorge, mi compañero de piso, y yo, no nos hablaríamos en meses. Me dio la espalda y se puso a planchar la ropa en el suelo. Yo estaba de pie, enfurecido. Sin decir palabra veía como dejaba la plancha en la baldosa, al lado de su móvil, y comenzaba a alisar la camiseta con las manos. Seguro que no nos veríamos en todas las vacaciones, pero de repente le sonó el móvil. Alargó el brazo, cogió la plancha y se la puso en la oreja. Soltó un alarido y dejó la plancha bruscamente. Yo no podía parar de reírme.
Luego nos fuimos a tomar unas cervezas.
¡Muy buenas!
Me llamo Jose M. Aranda. Soy licenciado en Comunicación Audiovisual, y me dedico a la música, escritura y vídeos. Bienvenidos a mi blog! Escribo poquito aquí, algunas reflexiones, historias, cuentos... ¡Hay que escribir más!
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2 comentarios:
La verdad es que no hay nada mejor para hacer las paces que la compasión por el sufrimiento de los que quieres y el buen humor. Hay que saber reirse de uno mismo. Como siempre, me encanta, hijo. Cuanto se puede decir en tan pocas palabras. Ya lo dice el refrán: a buen pocas...y a mal, para qué. Un besazo. Cuidate.
¡Y la cerveza siempre es un buen final!
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